Aprenda como paciente acerca de los retos para obtener un diagnóstico correcto y basado en evidencia científica.

Sea un paciente informado

El diagnóstico correcto de una enfermedad otoneurológica es usualmente un viaje lleno de obstáculos y usted puede contribuir a mejorar esta situación.


En esta sección usted conocerá acerca de los desafíos que enfrenta un paciente con vértigo y mareo al momento de buscar asesoría y tratamiento médico. Aprenderá mucho y probablemente se sienta identificado.


El vértigo y el mareo son causados por enfermedades del oído interno, el cerebro y otros sistemas del organismo

Aunque las enfermedades del oído interno -llamado laberinto- son causa común de mareo y vértigo, estos síntomas también pueden ser ocasionados por problemas serios en el sistema nervioso central, como el tallo cerebral y el cerebelo.  Alteraciones en otros órganos o sistemas son perfectamente capaces de marear a una persona como ocurre en las arritmias, hipotensión ortostática, migrañas, ansiedad, depresión, epilepsia, hipotiroidismo, etc.  El mareo también es un efecto adverso común de los medicamentos o secundario a exposición por químicos tóxicos, drogas o efectos secundarios de medicamentos.


Dado que varias de estas condiciones pueden poner en riesgo la vida o dejar secuelas, su médico debe descartarlas cuidadosamente.


Las enfermedades que causan vértigo y que afectan al propio oído interno incluyen a la Enfermedad de Ménière, vértigo posicional paroxístico benigno, neuritis vestibular, laberintitis, fístula perilinfática, entre otros. 


Otras enfermedades pueden afectar al oído interno o a partes del cerebro dedicadas al equilibrio, como la sífilis, esclerosis múltiple, infecciones virales y la diabetes. El sistema vestibular puede dañarse por trauma y fracturas del cráneo. 

La ansiedad es una causa en extremo frecuente de mareo y desequilibrio de larga evolución como el PPPD (mareo crónico postural persistente) o CSD (mareo subjetivo crónico). Estos son diagnósticos con una alta prevalencia y que al ser funcionales, son "invisibles" para las pruebas otoneurológicas o radiológicas. Aquí, la identificación dependerá de una extraordinaria y dirigida historia clínica, un alto nivel de sospecha y la confirmación basada en el tratamiento.


Determinar exactamente qué enfermedad o combinación de condiciones le está provocando su problema toma mucho tiempo y puede requerir visitas a muchos especialistas quienes a su vez solicitan pruebas  y exámenes que, si no están dirigidos apropiada y racionalmente, suelen ser de poca utilidad. 


Con frecuencia, el profesional a cargo necesitará de la ayuda de otros especialistas para trabajar en equipo en pacientes que tengan más de un trastorno vestibular.

Los síntomas y signos de los trastornos vestibulares son difíciles de reconocer y categorizar.

El mareo es un síntoma real para usted pero no es observable para su doctor. Con el fin de diagnosticar una enfermedad del sistema vestibular, su médico debe confiar en su historia clínica y en los signos que pueda observar durante el examen clínico, e.g. movimientos oculares anormales, inestabilidad al caminar, etc. El problema radica en que durante las etapas iniciales de muchas enfermedades otoneurológicas, tales hallazgos pueden estar ausentes o únicamente presentes de forma débil o intermitente. Como resultado, su médico puede no ser capaz de obtener un diagnóstico definitivo inicial.


El término "mareo" es altamente inespecífico y se utiliza para describir diferentes sensaciones. Por lo contrario, el "vértigo" es menos ambiguo y tiende a ubicar más rápidamente el origen. Sin embargo, ambos síntomas suelen coexistir en un mismo trastorno por lo que  aisladamente no son sinónimo de lesión de un órgano en particular. Es decir, cualquier subsistema dañado puede producirlos.

 

Hay evidencia suficiente para considerar que la calidad de un síntoma no ayuda para orientar hacia un diagnóstico en específico. Por lo contrario, el modo de aparición y duración sí son factores que el médico debe emplear para poder estrechar el rango de posibilidades en un paciente mareado.


Como puede usted notar, el diagnóstico dependerá en gran medida de la capacidad del profesional para darle sentido y estructura a la información ofrecida y encontrada en el propio paciente.  Empleando sus habilidades científicas, el médico debe actuar como un investigador que utiliza las pistas y señales para establecer una sospecha basada en el conocimiento y la evidencia. 


Por ello, ofrecer o garantizar diagnósticos contundentes y garantizados en la primera visita es impreciso y engañoso;  y no debe ser considerada como una opción aplicable para más de la mitad de los casos. 

Las patologías vestibulares del oído interno y del cerebro son difíciles de distinguir

El sistema vestibular se divide dos partes, los sensores del oído interno (laberinto) y ciertas regiones del cerebro (tallo cerebral y cerebelo) que reciben las señales del laberinto. A los órganos sensoriales del oído y el nervio vestibular se les llama "sistema vestibular periférico". Las partes del sistema del equilibrio dentro del cerebro son conocidas como "sistema vestibular central".


Cuando el sistema vestibular trabaja apropiadamente, el sistema vestibular periférico detecta las aceleraciones de la cabeza y envía información precisa hacia el sistema vestibular central . Éste utiliza estos datos para coordinar el equilibrio, los movimientos oculares y nuestra orientación espacial.


Hay enfermedades que afectan sólo al sistema vestibular periférico o al central por separado. Sin embargo, hay trastornos que combinan a ambos circuitos. Desafortunadamente, los síntomas centrales y periféricos pueden ser idénticos y su presentación clínica ser un reto el profesional que le atenderá.


Con frecuencia, se requieren pruebas sofisticadas para determinar si los síntomas de mareo o vértigo son causados  por daño al oído interno o al cerebro. 

Es muy importante que el médico realice la distinción ya que la localización periférica tiene una serie de diagnósticos específicos que difieren en tratamiento y pronóstico a los encontrados dentro del sistema nervoso central.  Incluso, tratar una lesión cerebral como si fuera periférica puede causar más daño que beneficio. 

Por ejemplo, si un paciente presenta ataques de vértigo recurrente e intratable, es probable que se considere al laberinto como responsable. En caso de ser así, un tratamiento quirúrgico destructivo del oído interno podría beneficiar al paciente, pero si éste cursa con un diagnóstico neurológico que no fue identificado apropiadamente, el resultado será devastador para el futuro del enfermo. Se quedará sin diagnóstico y con un oído interno lesionado para siempre. 

Las pruebas para evaluar al sistema vestibular requieren equipo especializado y experiencia para su interpretación

Aún si su doctor ha sido capaz de identificar los signos de una enfermedad vestibular, la mayoría de los médicos generales no cuentan con el equipo y experiencia el diagnóstico de probabilidad o definitivo. 


Esta es la razón por la que usted debe ser referida a un especialista (otoneurólogo o neuro-otólogo) quien, después de una entrevista y un examen clínico exhaustivo, le indicará pruebas otoneurológicas con el fin de medir las funciones de los sistemas vestibular central, periférico y oculomotor. Dependiendo de los resultados, es común que se requieran estudios radiológicos y de otra índole con el fin de contar no únicamente con la localización del problema, sino también  hacer el diagnóstico causal.


Se suele pensar, por otro lado, que las pruebas vestibulares son infalibles pero no es así. De acuerdo con los datos epidemiológicos más recientes, el 50% de los trastornos vestibulares actuales (2010-2018) muestran normalidad total o hallazgos irrelevantes en las pruebas otoneurológicas. Considerando entonces que al menos la mitad de los pacientes dependerá  únicamente de las habilidades profesionales y clínicas del doctor para encontrar ayuda, las pruebas vestibulares sólo deben considerarse como un elemento de ayuda y nunca como una herramienta absoluta. No se desanime si sus pruebas  vestibulares son normales o inconclusas y usted sigue sin diagnóstico; es probable que éste último no sea posible detectarlo de esa manera y aún tenga opciones de ayuda.

Algunos profesionales adoptan la postura de "esperar y veremos"

Aún si su médico ha sido capaz de identificar los signos de una enfermedad vestibular, la mayoría de los médicos generales no cuentan con el equipo y experiencia el diagnóstico de probabilidad o definitivo. 

Esta es la razón por la que usted debe ser referida a un especialista (otoneurólogo o neuro-otólogo) quien, después de una entrevista y un examen clínico exhaustivo, le indicará pruebas otoneurológicas con el fin de medir las funciones de los sistemas vestibular central, periférico y oculomotor. Dependiendo de los resultados, es común que se requieran estudios radiológicos y de otra índole con el fin de contar no únicamente con la localización del problema, sino también  hacer el diagnóstico causal.

Se suele pensar, por otro lado, que las pruebas vestibulares son infalibles, pero no es así. De acuerdo con los datos epidemiológicos más recientes, el 50% de los trastornos vestibulares actuales (2010-2018) muestran normalidad total o hallazgos irrelevantes en las pruebas otoneurológicas. Considerando entonces que al menos la mitad de los pacientes dependerá únicamente de las habilidades profesionales y clínicas del otoneurólogo para encontrar ayuda, las pruebas vestibulares sólo deben considerarse como un elemento de ayuda y nunca como una herramienta absoluta. No se desanime si sus pruebas vestibulares son normales o inconclusas y usted sigue sin diagnóstico; es probable que éste último no sea posible detectarlo de esa manera y aún tenga opciones de ayuda.

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